Alejandro L. Perdomo Aguilera
ALAI AMLATINA.- Finalmente se definieron las elecciones presidenciales de los
Estados Unidos con la reelección de Barack Obama, para continuar ocupando la
Casa Blanca en los próximos 4 años.
Muchas son las expectativas respecto a qué podrá ejecutar el llamado presidente
del cambio sin las presiones de una nueva reelección, con una mayoría en el
Senado, una Cámara de Representantes con superioridad republicana y un país
polarizado bajo los efectos de la crisis del sistema-mundo.
Definitivamente la estrategia de Obama fue pragmática e inteligente. Sin
pretender ganarlo todo, se concentró en los Estados claves para llevarse la
victoria. La forma en que ubicó su campaña respecto a Estados pendulares, le
permitió abrogarse tempranamente la preponderancia del voto electoral. Por
ello, independientemente de los fraudes y de la reñida competencia del voto
popular, la reelección estaba asegurada.
No obstante, Obama fue mucho más allá de los requeridos 270 votos. Faltando por
conocer el cierre de la Florida (29 votos electorales), los resultados
provisionales de las elecciones de Estados Unidos arrojan para Obama 303 votos
electorales, mientras que Romney solo alcanzó 206.[1] Ello confirma que no es
necesario ganar la Florida para resultar electo presidente y que se pude ganar
este Estado sin el voto de los cubano-americanos que se inclinan por el partido
republicano.
La victoria de Obama en los llamados Estados pendulares como Ohio, Virginia y
en un segundo plano Wisconsin, Pensilvania, Nueva Hampshire, Iowa y Nuevo
México, además de los más definidos, fueron suficientes para que no hubiera
lugar a dudas de quien sería nuevamente el presidente del Imperio. La
reelección de Obama, compleja pero esperada, cumplió las expectativas de los
pronósticos de Nate Silver, el llamado gurú electoral del New Yorrk Times[2], y
los mitos sobre la victoria en Ohio.
Respecto a las elecciones del Senado, de un total de 100 senadores, los
demócratas lograron 55 escaños y los republicanos 45. La Cámara de
Representantes quedó organizada con mayoría republicana, con 234 asientos
republicanos y 193 demócratas, de un total de 435.
Sin embargo estas elecciones dejan muchas dudas sobre la factibilidad y
transparencia del voto electoral respecto al popular. Ciertamente sólo en contadas
ocasiones en la historia de ese país han dejado de coincidir ambos votos. Y
para no achacar a los demócratas la jugada perfecta del voto electoral, en el
año 2000 fue W. Bush quien se hizo de la presidencia, bajo el auspicio de este
voto.
La gran problemática de este voto es que parte del censo
realizado cada 10 años. Sin embargo, para el caso de estas elecciones, se contó
con el censo de 2010, de modo que no existía una gran diferencia de la
realidad. El otro dilema es que el ganador en un Estado se apodera de todos los
votos, haciendo que en estados claves por su población, el ganador pueda
obtener una gran ventaja sin tener una mayoría territorial.
Por otra parte, los demócratas, favorables en estados urbanos más liberales y
cosmopolitas, no necesitan ganar tantos estados sino que concentrándose en los
claves obligan al contrario, en este caso Romney, a ganar en el resto.
Quizás sean estas algunas de las claves que le dieron a Obama una victoria
electoral holgada aunque el voto popular haya mostrado una gran competencia.
Por suerte, esta vez pudo coincidir, aunque en estrecho margen, que el
resultado del voto electoral y el popular dejaran como vencedor a Barack Obama,
quien logró un total 60,367,913 votos para un 50.4%, mientras que Romney alcanzó
57,573,527, para un 48.1%.[3]
El voto popular denotó la alta polarización del país, que ha conllevado a una
crisis de paradigmas, donde un presidente puede ser reelecto a pesar de mostrar
cifras deficientes en la economía y no lograr las expectativas que le
permitieron la victoria en 2008. Con ello se denota la erosión interna del
líder del sistema-mundo, con una sociedad altamente polarizada y una perdida de
credibilidad del ansiado american dream tanto en el plano internacional como
nacional.
Ciertamente, el partido republicano ha girado tanto a la derecha que se ha
apartado de las bases históricas que le concedieron el impulso en la época de
Theodore Roosevelt y el afamado progresismo. El predominio del conservadurismo,
con una Convención que mostró fragmentación, más el debate vicepresidencial y
los dos últimos debates presidenciales, le permitieron a Obama sacar ventaja de
un electorado atemorizado ante la reacción de un partido conquistado por la
extrema derecha multimillonaria de ese país. Evidentemente el voto de los
blancos y los conservadores del Tea Party no fue suficiente para lograr la
victoria republicana.
Para sorpresa de una administración que tanto descontento provocó en estos
sectores, el contexto electoral matizado por la derechización republicana, le
posibilitó atraer nuevamente el voto de los latinos. Mediante una campaña
inteligente, apoyada en la economía del conocimiento y un discurso basado en
expectativas sobre el seguro social, las reformas en la educación y en la
salud, logró conformar una matriz de opinión favorable. En ese sentido, las
leyes ejecutivas sobre los dreamers y la reducción de los costos de la
educación recrearon un ambiente de mayores oportunidades.
Ello le posibilitó ganarse el voto de los hispanos. “Según las encuestas
realizadas a pie de urna, la comunidad latina le entregó su confianza con una
abrumadora mayoría que rondó el 70% de los votos frente a su rival, el
republicano Mitt Romney.”[4]
Con estas elecciones Obama se convierte en el segundo líder demócrata en
reelegirse luego de la segunda guerra mundial, sólo precedida por Bill Clinton.
Nuevamente el líder demócrata fue favorecido por el voto de los latinos
(70-30), los afroamericanos (9 de cada 10 por Obama), las mujeres (55-43) y los
jóvenes.
Una batalla peculiar, fue desarrollada desde las redes sociales en Internet
(RSI), para captar la atención de la juventud. La importancia concedida a estas
plataformas digitales y la alta participación que se logró en estas elecciones,
denota un cambio en la percepción de los medios y la factibilidad de las TICs
para el activismo político. Por estas razones, una vez lograda la victoria,
Obama afirmó desde su cuenta en Twitter asus 22 millones de seguidores:
"Esto sucedió gracias a ustedes. Gracias"
La cobertura ofrecida por las redes sociales fue impresionante. En Twitter
Obama contó con alrededor de 22 millones de seguidores mientras que Romney le
era difícil superar los 2 millones.Twitter creó la página especial
#Election2012 para seguir en directo toda lo que acontecía de la votación. En
Facebook “(…) según los análisis de la empresa de Social Bakers, Romney tiene
con 11.9 millones de fans, mientras que Obama puede presumir de más de 31
millones de fans.”[5]
Queda así concluida, las elecciones presidenciales de 2012, pues sea la Florida
demócrata o republicana, la reelección de Obama está asegurada, bajo un clima
de polarización e incertidumbre en Estado-Nación líder del sistema-mundial.
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