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sábado, 10 de noviembre de 2012

La reelección de Obama: perspectivas de un Imperio polarizado


Alejandro L. Perdomo Aguilera

ALAI AMLATINA.- Finalmente se definieron las elecciones presidenciales de los Estados Unidos con la reelección de Barack Obama, para continuar ocupando la Casa Blanca en los próximos 4 años.


Muchas son las expectativas respecto a qué podrá ejecutar el llamado presidente del cambio sin las presiones de una nueva reelección, con una mayoría en el Senado, una Cámara de Representantes con superioridad republicana y un país polarizado bajo los efectos de la crisis del sistema-mundo.


Definitivamente la estrategia de Obama fue pragmática e inteligente. Sin pretender ganarlo todo, se concentró en los Estados claves para llevarse la victoria. La forma en que ubicó su campaña respecto a Estados pendulares, le permitió abrogarse tempranamente la preponderancia del voto electoral. Por ello, independientemente de los fraudes y de la reñida competencia del voto popular, la reelección estaba asegurada.

No obstante, Obama fue mucho más allá de los requeridos 270 votos. Faltando por conocer el cierre de la Florida (29 votos electorales), los resultados provisionales de las elecciones de Estados Unidos arrojan para Obama 303 votos electorales, mientras que Romney solo alcanzó 206.[1] Ello confirma que no es necesario ganar la Florida para resultar electo presidente y que se pude ganar este Estado sin el voto de los cubano-americanos que se inclinan por el partido republicano.


La victoria de Obama en los llamados Estados pendulares como Ohio, Virginia y en un segundo plano Wisconsin, Pensilvania, Nueva Hampshire, Iowa y Nuevo México, además de los más definidos, fueron suficientes para que no hubiera lugar a dudas de quien sería nuevamente el presidente del Imperio. La reelección de Obama, compleja pero esperada, cumplió las expectativas de los pronósticos de Nate Silver, el llamado gurú electoral del New Yorrk Times[2], y los mitos sobre la victoria en Ohio.


Respecto a las elecciones del Senado, de un total de 100 senadores, los demócratas lograron 55 escaños y los republicanos 45. La Cámara de Representantes quedó organizada con mayoría republicana, con 234 asientos republicanos y 193 demócratas, de un total de 435.


Sin embargo estas elecciones dejan muchas dudas sobre la factibilidad y transparencia del voto electoral respecto al popular. Ciertamente sólo en contadas ocasiones en la historia de ese país han dejado de coincidir ambos votos. Y para no achacar a los demócratas la jugada perfecta del voto electoral, en el año 2000 fue W. Bush quien se hizo de la presidencia, bajo el auspicio de este voto.


La gran problemática de este voto es que parte del censo realizado cada 10 años. Sin embargo, para el caso de estas elecciones, se contó con el censo de 2010, de modo que no existía una gran diferencia de la realidad. El otro dilema es que el ganador en un Estado se apodera de todos los votos, haciendo que en estados claves por su población, el ganador pueda obtener una gran ventaja sin tener una mayoría territorial.

Por otra parte, los demócratas, favorables en estados urbanos más liberales y cosmopolitas, no necesitan ganar tantos estados sino que concentrándose en los claves obligan al contrario, en este caso Romney, a ganar en el resto.


Quizás sean estas algunas de las claves que le dieron a Obama una victoria electoral holgada aunque el voto popular haya mostrado una gran competencia. Por suerte, esta vez pudo coincidir, aunque en estrecho margen, que el resultado del voto electoral y el popular dejaran como vencedor a Barack Obama, quien logró un total 60,367,913 votos para un 50.4%, mientras que Romney alcanzó 57,573,527, para un 48.1%.[3]

El voto popular denotó la alta polarización del país, que ha conllevado a una crisis de paradigmas, donde un presidente puede ser reelecto a pesar de mostrar cifras deficientes en la economía y no lograr las expectativas que le permitieron la victoria en 2008. Con ello se denota la erosión interna del líder del sistema-mundo, con una sociedad altamente polarizada y una perdida de credibilidad del ansiado american dream tanto en el plano internacional como nacional.


Ciertamente, el partido republicano ha girado tanto a la derecha que se ha apartado de las bases históricas que le concedieron el impulso en la época de Theodore Roosevelt y el afamado progresismo. El predominio del conservadurismo, con una Convención que mostró fragmentación, más el debate vicepresidencial y los dos últimos debates presidenciales, le permitieron a Obama sacar ventaja de un electorado atemorizado ante la reacción de un partido conquistado por la extrema derecha multimillonaria de ese país. Evidentemente el voto de los blancos y los conservadores del Tea Party no fue suficiente para lograr la victoria republicana.


Para sorpresa de una administración que tanto descontento provocó en estos sectores, el contexto electoral matizado por la derechización republicana, le posibilitó atraer nuevamente el voto de los latinos. Mediante una campaña inteligente, apoyada en la economía del conocimiento y un discurso basado en expectativas sobre el seguro social, las reformas en la educación y en la salud, logró conformar una matriz de opinión favorable. En ese sentido, las leyes ejecutivas sobre los dreamers y la reducción de los costos de la educación recrearon un ambiente de mayores oportunidades.

Ello le posibilitó ganarse el voto de los hispanos. “Según las encuestas realizadas a pie de urna, la comunidad latina le entregó su confianza con una abrumadora mayoría que rondó el 70% de los votos frente a su rival, el republicano Mitt Romney.”[4]


Con estas elecciones Obama se convierte en el segundo líder demócrata en reelegirse luego de la segunda guerra mundial, sólo precedida por Bill Clinton. Nuevamente el líder demócrata fue favorecido por el voto de los latinos (70-30), los afroamericanos (9 de cada 10 por Obama), las mujeres (55-43) y los jóvenes.


Una batalla peculiar, fue desarrollada desde las redes sociales en Internet (RSI), para captar la atención de la juventud. La importancia concedida a estas plataformas digitales y la alta participación que se logró en estas elecciones, denota un cambio en la percepción de los medios y la factibilidad de las TICs para el activismo político. Por estas razones, una vez lograda la victoria, Obama afirmó desde su cuenta en Twitter asus 22 millones de seguidores: "Esto sucedió gracias a ustedes. Gracias"


La cobertura ofrecida por las redes sociales fue impresionante. En Twitter Obama contó con alrededor de 22 millones de seguidores mientras que Romney le era difícil superar los 2 millones.Twitter creó la página especial #Election2012 para seguir en directo toda lo que acontecía de la votación. En Facebook “(…) según los análisis de la empresa de Social Bakers, Romney tiene con 11.9 millones de fans, mientras que Obama puede presumir de más de 31 millones de fans.”[5]


Queda así concluida, las elecciones presidenciales de 2012, pues sea la Florida demócrata o republicana, la reelección de Obama está asegurada, bajo un clima de polarización e incertidumbre en Estado-Nación líder del sistema-mundial.

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