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miércoles, 8 de septiembre de 2010

MENSAJE A LOS ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS DE CUBA

Queridos compañeros:

Les pedí reunirnos hoy temprano, antes de que nuestro Sol caliente demasiado. 

Esta escalinata, a la que nunca imaginé volver, guarda imborrables recuerdos de los años en que comencé a tener conciencia de nuestra época y de nuestro deber. Se puede adquirir conocimientos y conciencia a lo largo de toda la vida, pero jamás en ninguna otra época de su existencia una persona volverá a tener la pureza y el desinterés con que, siendo joven, se enfrenta a la vida. A esa edad, descubrí mi verdadero destino.

Es por ello inevitable que, en estos instantes, me acompañe el recuerdo de tantos compañeros que conocí hace exactamente 65 años. Fue en la primera semana de septiembre cuando ingresé en esta Universidad, que era la única del país. Es mejor que no intente siquiera preguntar por cada uno de ellos, y guardar solo el recuerdo de cuando todos eran jóvenes y entusiastas y, por lo general, desinteresados y puros.

Me anima sobremanera tener presente a los que son hoy, como nosotros ayer, aunque incomparablemente más cultos, más libres y más conscientes.

Entonces, sobre esta colina universitaria caía el poder de la fuerza bruta y la brutalidad de la fuerza, la inconsciencia y la corrupción aplicada a nuestro pueblo.

Gracias al ejemplo de los que nos habían precedido, a los estudiantes fusilados por exigencia de las hordas de los llamados voluntarios españoles, nacidos muchos en esta tierra que se ponían al servicio de la tiranía española, gracias al Apóstol de nuestra independencia y a la sangre derramada por decenas de miles de patriotas en tres guerras de independencia, nos precedía realmente una historia que inspiraba nuestras luchas. No merecíamos ser colonia de un imperio mucho más poderoso todavía, que se apoderó de nuestra Patria y de una buena parte de la conciencia nacional, sembrando el fatalismo con la idea de que era imposible sacudirse de tan poderoso yugo. 

Peor aún, había surgido ya una poderosa capa explotadora que, al servicio de los intereses del imperio, saqueaba a nuestro pueblo extrayendo riquezas, manteniéndolo maniatado e ignorante a través de la fuerza, y no pocas veces, utilizando a otros nacidos en el país, para actuar como torturadores y asesinos de sus hermanos... CONTINUAR LECTURA COMPLETA